viernes, 10 de abril de 2009

La leyenda de Hermafrodita




Hermafrodito era un joven bellísimo, hijo de Hermes y Afrodita, lo criaron las ninfas en los bosques de Frigia con toda clase de mimos, hasta que a los 15 años decidió conocer mundo.

En uno de sus viajes llegó a un lago de agua transparentes de la región de Karia, en el fonde de este la go habitaba la ninfa Salmakis, hermosa como pocas, y que se deleitaba engalanándose para contemplar su propia belleza. Hermafrodito se detuvo a la orilla del lago y vio a Salmakis en todo su esplendor, quedando admirado de sus encantos y perfecciones. Igual de sorprendida quedó la ninfa pues él era igual de bello, y sin más preámbulo le confesó su amor al joven. Esto sonrojó a Hermafrodito que no sabía nada del amor y huyó asustado ante las palabras de Salmakis.

La ninfa pareció esignarse a su suerte y volvió al fondo del lago, pero desde allí espiaba a todos cuantos se acercaban esperando contemplar de nuevo su amor.

Pasó el tiempo y un caluroso día Hermafrodito sintió deseos de bañarse en el lago de aguas cristalinas, no había nadie alrededor y se desnudó para darse un placentero baño. Salmakis pudo ver el perfecto cuerpo del joven haciendo crecer su pasión y su amor. Salió de su refugio y abrazó al joven cubriéndole de besos y caricias, Hermafrodita luchaba por deshacerse de los brazos de la ninfa que lo abrazaba con más fuerzas para esta vez no dejarlo escapar y retenerlo junto a ella.Viendo que si lo retenía se le ahogaba, y que si lo soltaba lo volvería a perder para sempre, Salmakis recurrió a los dioses y les suplicó que permaneciesen unidos eternamente, y que jamás pudieran seperarse el uno del otro; los dioses, conmovidos por la pasión de la ninfa y unió ambos cuerpos en uno, teniendo desde entonces los dos sexos, el de la amante y el del amado.

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