martes, 10 de febrero de 2009

Rachilde - La vendimia de Sodoma

click to comment

"Les vendanges de Sodome", publicado originalmente en Le Démon de l'absurde (1894) A Maurice Maeterlinck Al amanecer la tierra exhalaba humo como una bodega llena de mosto infernal, y la viña centelleaba bajo un sol naciente y ya feroz en el centro de la meseta inmensa, un sol púrpura de cabellera abrasiva que hacía fermentar a los racimos inmaduros cuyos frutos insólitamente grandes tomaban reflejos de ojos desquiciados, negrísimos, salidos de sus órbitas. Brotando del fondo de un abismo de betún hirviente, esta viña extendía su follaje de oro y sangre, de una exuberancia monstruosa, y sus ramas locas se curvaban como metales preciosos en plena fusión alrededor de las uvas amontonadas en masacotes de arcilla blanda, arcilla rubia, tierra carnal extraordinariamente roja exhalando perfume de savia fresca mezclado con pestilentes vahos cálidos. Similar a una bestia demasiado prolífica, que ninguna atadura debe obstaculizar en las horas dolorosas del parto, la viña se enroscaba en el suelo en convulsiones atroces, escupiendo guirnaldas furiosas y tendiendo sus brazos implorantes al sol, pareciendo sufrir y delirar a la vez de un goce culpable y paradisíaco, mientras su pulpa recalentada la desbordaba, inundándola de un rocío de lágrimas espesas. Sus ramas engendraban frutos prodigiosos de un tono castaño brillante y aterciopelado, misteriosa explosión de betún mortal con los característicos ribetes acarbonados, matices de almíbar infernal destilado en las violencias de un volcán. Y de algunos racimos podridos, de sus frutos abiertos con heridas de labios escarlata, corría un licor dulce y abominable que embriagaba a las abejas... Seguir Leyendo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario