lunes, 11 de mayo de 2009

BOCETO - FERNANDO ROSAS

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Mis labios deslizándose pausadamente desde tu cuello

hasta tus pechos fuertes, esperando que tu respiración

se acelere y me de la señal para seguir en el descenso

mientras aprieto tus muslos, colocándolos sobre mis hombros.

Luego sujetaré tus brazos con mis manos y el único

movimiento que permitiré será el estremecimiento de tu pelvis

mientras mi lengua juguetea incansable empujando

a que tu flor se abra, con mordiscos no muy suaves

en el umbral de la locura.

Seguirá, mi mano izquierda ayudando con caricias

a tus ya pétreos pezones sin dejar de lado el fabricar

un vacío con mis labios y mi lengua puntuda en compañía

de mi dedo medio inmiscuyéndose - aún siendo invitada -

en tus más olvidados rincones.

Y anhelo llenarte de placer hasta el punto del éxtasis

con tus piernas apretando mi cabeza y empujándola

aún más dentro hasta que mi rostro quede lleno de tu miel,

pues quiero que me dejes regocijarme en tu sabor y con tu aroma,

que desde ya supongo divino.

¿El lugar? Puede ser la mitad de una calle, la arena de Cuba

en medio de un baile o tu dormitorio.

¿La hora? Sería encantador de frente al amanecer,

mientras el sol nos hace cobre la piel al mediodía,

o en una noche en la que el frío reclame los gemidos de los amantes.

¿La posición? Preferiblemente yo de rodillas y tú de pie,

a riesgo de ser descubiertos.

¿La razón? Cualquiera, mientras el principio sea el amor.

FUENTE

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